Después del meneo del sábado, el domingo toca una ruta más suave, ideal para soltar piernas… aunque con un par de subiditas que nos recordarán que estamos vivos.
Empezaremos con un buen tramo llano, perfecto para calentar, charlar y engañar al cuerpo haciéndole creer que hoy será un día fácil.
Después de estos dos días, vamos a tener más que merecido un buen almuerzo, una siesta y lo que surja. La primera piedra en el camino será el Marianet, una subida corta pero intensa, de esas que no parecen gran cosa hasta que estás a mitad y piensas: "¿Pero esto cuándo se acaba?".
Tras recuperar el aliento, seguiremos rumbo al puerto de Almedíjar, una subida más larga, con curvas bonitas y un asfalto negro de primera. De ese que te hace creer que la bici va sola… pero la realidad es que las piernas siguen quemando igual.